viernes, 13 de marzo de 2015

El lobo estepario


     La idea equivocada y funesta de que el hombre sea una unidad permanente, le es a usted conocida. También sabe que el hombre consta de diversas almas, de muchísimos ‘yos’. Descomponer en estas numerosas figuras la aparente unidad de la persona se tiene por locura, la ciencia ha inventado para ello el nombre de esquizofrenia. La ciencia tiene en esto razón en cuanto es natural que ninguna multiplicidad puede dominarse sin dirección, sin un cierto orden y agrupamiento. En cambio, no tiene razón en creer que sólo es posible un orden único, férreo y para toda la vida, de los muchos ‘sub yos’.
     Este error de la ciencia trae no pocas consecuencias desagradables; su valor está exclusivamente en que los maestros y educadores puestos por el Estado ven su trabajo simplificado y se evitan el pensar y la experimentación. Como consecuencia de aquel error pasan muchos hombres por ‘normales’, y hasta por representar un valor social, que están irremisiblemente locos, y a la inversa, tienen a muchos por locos, que son genios.
Nosotros completamos por eso la psicología defectuosa de la ciencia con el concepto de lo que llamamos arte reconstructivo. Al que ha experimentado la descomposición de su ‘yo’, le enseñamos que los trozos pueden acoplarse siempre en el orden que se quiera, y que con ellos se logra una ilimitada diversidad del juego de la vida. Lo mismo que los poetas crean un drama con un puñado de figuras, así construimos nosotros con las figuras de nuestros ‘yos’ separados constantemente grupos nuevos, de distintos juegos y perspectivas, con situaciones eternamente renovadas. ¡Vea usted!
"El hombre no es de ningún modo un producto firme y duradero, es bien un ensayo y una transición, no es otra cosa sino el puente estrecho y peligroso entre la naturaleza y el espíritu"el puente estrecho y peligroso entre la naturaleza y el espíritu". 

Herman Hesse – El lobo estepario (1927)


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