martes, 6 de enero de 2015

La ridícula idea de no volver a verte


Fragmentos del libro "La ridícula idea de no volver a verte"



"La ridícula idea de no volver a verte es un texto complejo: tiene algo de biografía (o hagiografía) de Marie Curie, cuyo diario tras la muerte de su esposo sirve de inspiración para el libro; tiene mucho de confesión o exorcismo de la propia Rosa Montero, que también vio morir de forma abrupta a un ser querido (por accidente en el caso de Marie Curie, por enfermedad fulminante en el caso de la escritora); y tiene también algo, como nexo de unión, de ensayo de reflexión sobre la superación (si es que "superación" es el término adecuado) de la pérdida y el dolor."




Como no he tenido hijos, lo más importante que me ha sucedido en la vida son mis muertos, y con ello me refiero a la muerte de mis seres queridos.

Sólo en los nacimientos y en las muertes se sale uno del tiempo; la Tierra detiene su rotación y las trivialidades en las que malgastamos las horas caen sobre el suelo como polvo de purpurina. 

El verdadero dolor es indecible. Si puedes hablar de lo que te acongoja estás de suerte: eso significa que no es tan importante. 

Es ser un astronauta flotando a la deriva en la vastedad negra y vacía del espacio exterior. De ese tamaño de soledad estoy hablando.

la vida es tan tenaz, tan bella, tan poderosa, que incluso desde los primeros momentos de la pena te permite gozar de instantes de alegría: el deleite de una tarde hermosa, una risa, una música, la complicidad con un amigo. Se abre paso la vida con la misma terquedad con la que una plantita minúscula es capaz de rajar el suelo de hormigón para sacar la cabeza.

El verdadero dolor es una ballena demasiado grande para poder ser arponeada.

Todos necesitamos la belleza para que la vida nos sea soportable. 

Cierra los ojos durante unos segundos y no sigas leyendo. Piensa y seguro que acertarás. 

Saltaron chispas ante sus ojos, tintinearon ensordecedoras campanillas en sus orejas y las estrellas se pusieron a bailar. 

Los cuentos para niños, tan sabios, lo dicen claramente: nos pasamos la vida besando ranas convencidas de que podemos transmutarlas en apuestos príncipes. 

Ya se sabe que sufrir de mal de amores es como marearse en un barco: a la gente tu estado le parece divertido, pero tú te sientes morir. 

la infancia nos forja y lo que somos hoy hunde sus raíces en el pasado. 

el amor consiste en encontrar a alguien con quien compartir tus rarezas. 

Si consiguiera saberlo todo, absolutamente todo, sería como si no hubiera fallecido. 

La normalidad es un marco convencional que homogeneiza a los humanos, como ovejas encerradas en un aprisco; pero, si miras desde lo suficientemente cerca, todos somos distintos. 

Sería muy hermoso, aunque no me atrevo a creerlo, pasar la vida uno junto al otro, hipnotizados por nuestros sueños; 

«Hay que convertir la vida en un sueño y volver realidad los sueños.» 

«Cuanto más se envejece, más se siente que saber gozar del presente es un don precioso, comparable a un estado de gracia.» 

la memoria es traidora, débil, mentirosa. Sobre todo la memoria visual, que se desintegra como una tela podrida a poco que la uses. 

cuando se te muere alguien con quien has convivido mucho tiempo, no sólo te quedas tú tocado de manera indeleble, sino que también el mundo entero queda teñido, manchado, marcado por un mapa de lugares y costumbres que sirven de disparadero para la evocación, a menudo con resultados tan devastadores como el estallido de una bomba. 

El cerebro es así. Teje la realidad, construye el mundo. 

Nuestra memoria en realidad es un invento, un cuento que vamos reescribiendo cada día 

Éramos los dos únicos habitantes del mundo y me parecía notar bajo los pies la pesada y chirriante rotación del planeta. 

La creatividad es justamente esto: un intento alquímico de transmutar el sufrimiento en belleza. 

la literatura nos hace formar parte del todo y, en el todo, el dolor individual parece que duele un poco menos. 

Narro y comparto una noche lacerante y al hacerlo arranco chispazos de luz a la negrura 

ese brillo, que parecía suspendido en la penumbra, despertó en nosotros nuevas emociones y encantamiento. 

Porque muy dentro de mí estamos todos. 
El cerebro es así. Teje la realidad, construye el mundo. 

Nuestra memoria en realidad es un invento, un cuento que vamos reescribiendo cada día 

Éramos los dos únicos habitantes del mundo y me parecía notar bajo los pies la pesada y chirriante rotación del planeta. 

La creatividad es justamente esto: un intento alquímico de transmutar el sufrimiento en belleza. 

la literatura nos hace formar parte del todo y, en el todo, el dolor individual parece que duele un poco menos. 

Narro y comparto una noche lacerante y al hacerlo arranco chispazos de luz a la negrura 

ese brillo, que parecía suspendido en la penumbra, despertó en nosotros nuevas emociones y encantamiento. 

Porque muy dentro de mí estamos todos. 

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